10 de septiembre de 2013

Capitulo 2


La vida después de la muerte (seis meses después del accidente)


Cuando volvió a abrir los ojos se encontraba en un hospital. No podía moverse ni hablar. Abrió los ojos una fracción de minuto lo suficiente para darse cuenta que estaba en una habitación estéril, pero los parpados le pesaban terriblemente, así que se dejó llevar por la inconciencia, no tenia fuerzas para luchar. A lo largo de los días que siguieron entraba y salía de la oscuridad intermitentemente, en sus cortos viajes al mundo real llegó a notar que estaba vendada de pies a cabeza. Que tenía varios tubos en su cuerpo, incluso en la garganta y la acompañaba el constante bip de una maquina.
Finalmente, cuando realmente despertó había una enfermera en la habitación. Cuando  notó que la estaba observando le sonrió y le dio la bienvenida, y en seguida salio en busca de un doctor. No lo esperó, estaba cansada y se quedó dormida, pero esta vez fue diferente a otras veces, porque esta vez tuvo una espantosa pesadilla, donde ella, y su familia tenían un accidente, y su madre, su padre y Liz morían atrapados en el auto en llamas. Pero solo era un sueño, se dijo, seguro que ellos están bien, en casa, y ella acabó en el hospital por algún golpe, seguro que finalmente se cayó del árbol al que siempre se trepaba y se golpeó muy fuerte la cabeza y por eso no recordaba nada.
Cuando volvió a despertar estaba en una habitación diferente, su garganta estaba irritada y no podía hablar. Su abuela estaba sentada en una silla al lado de la cama tejiendo, no noto hasta después de unos minutos que la estaba mirando.
─ Bienvenida princesa ─ le dijo sonriendo, pero a pesar de que su sonrisa era sincera, no pudo dejar de notar que tenia los ojos apagados, y enrojecidos ─ voy a llamar al doctor ─ le beso la frente y salio de la habitación, dejando el tejido abandonado en la silla. Mientras esperó que volviera se dio cuenta que a parte del tubo, ya no sentía el bip de la maquina, y las vendas que cubrían su cuerpo ya no estaban, solo tenia una vía intravenosa en su mano derecha.
La puerta se abrió y entró un hombre de aproximadamente 50 años, con bata blanca, revisando las hojas de una carpeta
─ buenas tardes Mackenzie ─ dijo el médico cuando dejó de leer, el informe médico de la paciente ─ ¿como te sientes?
─ Agua ─ le costó horrores decir esa simple palabra de cuatro letras, ya que tenia la garganta en carne viva.
─  Claro, discúlpame por la descortesía, debes tener la garganta irritada por el tubo… ─ dijo el medico mientras una enfermera le acercaba un vaso desechable con agua del grifo, la bebió toda, y aun así sentía que tenia una lija en la garganta, ─ Soy el doctor Eduardo Martínez. ─ Y dirigiéndose a la abuela y a la enfermera agregó ─ ¿Podrían dejarnos solos?, tengo que tener una conversación privada con la bella durmiente ─ le sonrió y guiñó un ojo, mientras acompañaba a la señora y a la enfermera hasta la puerta,
─ voy a estar acá en el pasillo, princesa ─ le sonrió  tranquilizadoramente y ella le devolvió una sonrisa triste y cansada.
─ quiero que me digas tu nombre, tu edad ─ le dijo el    médico, sentándose en la silla al lado de la cama ─ tomate tú tiempo, entiendo que tenés la garganta lastimada
─ me llamo Mackenzie Beatrice Mason y tengo 11 años ─ su voz sonó rasposa.
─ ¿en que año estamos?
─ En el año 2007
─ ¿Cual es el último día que recuerdas?
─ No… no esto segura ─ su garganta le dolía, no quería hablar más
─ Kenny, ¿te puedo llamar Kenny no? ─ Ella solo asintió ─ es normal que estés confundida un tiempo, ¿si?, no hay nada de que preocuparse, lo peor ya pasó. ─ ella solo asintió, se sentía cansada, sus ojos lentamente se fueron cerrando, hasta que finalmente se quedó dormida. A la madrugada se despertó sobresaltada, había tenido otra vez ese sueño, era tan real, el dolor, los gritos, el humo, el olor. Su abuela le acariciaba el pelo, consolándola
─ Ya, ya princesa, vuelve a dormir, solo fue una pesadilla, ahora estas a salvo, yo cuidaré de ti ─ se dejó arrullar por los sonidos reconfortantes de la nana y se meció lentamente de nuevo en el mundo de los sueños.

─ Hola hermanita mayor ─ la voz de Elizabeth la sobresaltó, miró a su alrededor pero solo encontró oscuridad, no había paredes, ni piso, ni techo, estaba flotando en la Nada misma.
─ ¿Lizzie? ¿Dónde estas pequeña? No te puedo ver
─ Kenny no sabes cuanto te extrañaba, ─ dijo la voz ─ pero me temo que no podes verme, ya no me encuentro en el mismo plano que vos y por lo tanto la materia no actúa de la misma manera allá que acá, yo, ya no tengo un cuerpo físico soy solo esto
─ Pero en el parque, en el lago yo te veía,
─ es que ahí, tontita, ambas estábamos en un mismo plano, en el plano espiritual, pero yo sigo formando parte de el, en cambio vos ya no, solo existís en el plano físico ─ su voz sonaba madura, mayor, y hacía que Mackenzie se sintiera como si ella fuera pequeña, como si ella fuese la hermana menor y no al revés
─ no entiendo, ¿que es este lugar? ¿Qué hacemos acá?
─ Este lugar es como un puente que une a los dos mundos, es neutral, no pertenece a ningún plano y a la vez pertenece a ambos, es el único lugar que pueden conexistir ambos mundos sin crear una grieta interdimencional ─ explicó, con voz de maestra de escuela ─ en cuanto que hacemos acá ─ suspiró ─ se me encomendó que te diera un mensaje.
─ Quien te mando Lizzie?, realmente esté muy confundida, este es el sueño mas extraño que tuve en mi vida. Pensó
─ No puedo decirte quien me envió, y no es un sueño, hermanita mayor, es real. Yo se que vos, en tu interior, comprendes que ni yo, ni nuestros padres estamos vivos, que ese sueño recurrente del accidente es en realidad un recuerdo que esta empujando para salir a la superficie, pero que vos te empeñas en enterrarlo en el fondo de tu mente. No lo hagas más difícil, mientras mas lo postergues peor va a ser.
─ no puede ser verdad Liz ─ miles de lagrimas caían frenéticamente por su rostro, la angustia había formado un enorme nudo en su garganta que no la dejaba respirar, estaba desesperada, no podía quedarse sola, ¿Qué iba a ser de ella sin su mejor amiga, su compañera de juegos, su hermanita? ─ ¿Qué…? ─ sollozó con fuerzas ─ ¿Qué se supone que haré sin ustedes? ¿Quién…? ¿Quién va a pelearme por las muñecas? ¿Quién me va a abrazar de noche cuando no quiera dormir sola? ─ Su llanto descontrolado la había dejado de rodillas, no quería vivir, quería irse ahora mismo con su hermanita
─ no desesperes, hermanita mayor, ya vas a encontrar a alguien a quien pelear y a quien sacarle sus muñecas, vas a estar bien, y yo siempre voy a estar con vos, acá ─ Kenny sintió una brisa que acaricio su pecho, donde estaba su corazón ─ y cuando pueda te visitare, podemos hablar o lo que sea que quieras, como ahora. ─ Mackenzie se puso de pie, se seco las lágrimas, forzó una sonrisa. Ya tendría tiempo de ponerse mal, si es que todo era cierto, por ahora quería disfrutar de la compañía de su hermanita
─ Bueno, y ¿que era eso taaaan importante que tenias que decirme que te hizo viajar hasta acá? ─ trató se sonar divertida, alargando la “a” de “tan” pero su vos salió como un lamento
─ ok, cito textual lo que me dijeron, yo no tengo nada que ver, solo soy una mensajera
─ Ok, ah, y después me vas a tener que contestar una pregunta
─ muy bien ─ su voz sonó con un matiz de sonrisa, pero cambio radicalmente cuando comenzó con el mensaje que traía, una voz de ultratumba retumbó en el espacio, haciendo que su piel se tornara fría y los vellos de sus brazos se erizaran ─ cinco es la clave de tu destino, cinco chicas, cinco chicos, cinco objetos. Cinco puntas y un círculo. Cuando lo halles, comenzara tu camino, y en cinco lunas hallaras lo perdido”
─ ok Liz, eso si que me dio miedo ─ dijo después de unos minutos tratando de averiguar que significaba eso ─ y creo que tengo mas de una pregunta para hacerte ─ nadie contestó ─ Liz? ¿Hermanita? LIZZIEEEEEE ─ gritó

Se despertó gritando el nombre de su hermana.

Una semana más tarde el doctor estaba sentado en la silla al lado de la cama, examinándola.

─ doctor ¿podría hablar con usted? Es que no quiero preguntarle a nana, pero me gustaría que fuera sincero ─ Eduardo solo asintió ─ cuando desperté hace una semana, usted me preguntó que era lo ultimo que recordaba ─ el médico estaba prestándole total atención, así que ella continuó hablando ─ lo ultimo que recuerdo es el accidente. Creo que en ese momento también lo sabia porque había soñado con ese momento, pero estaba confundida y no sabia diferenciar lo real de lo imaginario, o… no se… tal vez no quería que fuese real. ─ Los ojos se le llenaron de lágrimas ─ no… no quería tener la certeza de que mi familia había muerto, y yo no. ¿Sabe? Mi hermanita solo tenía 7 años, ella… era todo para mí. A veces me hacia enfurecer ─ sonreí, a pesar de las lagrimas y los sollozos, al recordar a Lizzie robándome las muñecas, sacándome la lengua y corriendo para que yo no la atrapara, ─ pero la amaba, mucho. Ella era mi mejor amiga, y no quería ni imaginar la horrorosa muerte que tuvo ─ cerró los ojos con fuerza tratando de borrar de sus retinas la imagen vívida de lo ocurrido ─  yo estaba tendida en el suelo, y veía como estallaba el auto, yo sentí los gritos y el olor, el humo… todo, pero no podía hacer nada, mi cuerpo no me respondía, no podía hacer que mis piernas funcionaran para ir a salvarla, la deje morir y no pude hacer nada para evitarlo ─ los sollozos convulsionaban su cuerpo, las lagrimas caían como una cascada por su cara ─ yo debería haberla salvado ─ gritó. El doctor se acerco y la abrazó con fuerza y ella se dejo consolar. Él la abrazo hasta que, cansada emocionalmente, se quedó dormida.

Quince días después de que despertara se pudo dar una ducha como dios manda, no una ducha de esponja, esa que te dan la enfermera cuando estas en cama, esperó a que su abuela llegara, así la vigilaba, y por primera vez en no sabia cuanto tiempo se levanto de la cama. Fue despacio, hasta el baño, se le hacia muy difícil movilizarse por su cuenta, ya que estuvo tanto tiempo en cama los músculos se resintieron ante  el mas leve ejercicio. Lo primer que notó cuando entro en el baño fue que no había espejo, lo segundo que noto, cuando se sacó la ropa, fue que estaba indudablemente mucho más delgada y muy sucia, y tenia varias cicatrices muy feas en su cuerpo. Cuando intento lavarse la cabeza, notó que su cabello estaba muy corto, por primera vez desde que despertó en el hospital se pregunto cuanto tiempo había estado inconsciente. Y ¿Por qué no había un espejo? Su abuela la ayudaba a bañarse, ella aun no se podía mover bien, lo había atribuido a estar un par de semanas en la cama sin moverse, pero ahora dudaba que solo fueran 15 días.
─ Nana, quiero un espejo ─ la abuela hizo como que no la había oído y la saco de la ducha, la envolvió en una toalla y lentamente comenzó a secarla ─ Nana, quiero un espejo ─ volvió a repetir, pero obtuvo la misma respuesta, silencio.
Dejo que la abuela la guiara de nuevo a su cuarto y se acostó. No volvió a pedirle nada, solo tuvieron charlas triviales como habían tenido hasta el momento. Nuca hablaron del accidente, ni de sus padres, ni de nada importante, su abuela le había llevado un televisor y un reproductor de DVD y miraban películas, y las comentaban, cuando su abuela no estaba, la cuidaba una señora que había sido contratada y cuando ella le preguntaba algo nunca respondía, o le decía que no sabia de que estaba hablando.
Cuando el médico fue a verla esa misma tarde ella le preguntó sobre el espejo, su cabello y lo as importante, cuanto tiempo hacia que estaba en ese hospital.
─  es 1 de mayo de 2007, estuviste en coma 5 meses, y 15 días. Hoy se cumplen los 6 meses q estas ingresada
─ tengo 12 años, me perdí la navidad, perdí 6 meses de mi vida, ¡6 malditos meses que nunca voy a recuperar! ─- estaba híper ventilando, no podía creer, hacia 6 jodidos meses que estaba postrada en una cama. Debería haberlo imaginado, la primera vez que despertó estaba llena de vendas, y luego cuando finalmente regresó al mundo de los vivos, ya estaba curada. Sin huesos rotos pero con algunas cicatrices, por lo que pudo ver-
─ Tranquila, ¿si? Si no voy a tener que llamar a la enfermera para que te inyecte un calmante, ─ Kenny comenzó a controlar su respiración, hasta que ésta estuvo normalizada, Eduardo le sonrió y continuó respondiendo a las preguntas de la chica ─ con respecto a tu cabello, lo tuvimos que cortar para poder operarte ─ dijo mientras  se sentaba en la silla, era difícil contarle todo esto a una niña, pero debía hacerlo, era su deber de médico responder las inquietudes de los pacientes, y en casos como el de la niña recostada en la cama, tenia que ser cuidadoso, no responder mas de lo que ella preguntara, no forzarla a saber lo ocurrido, porque podría perjudicarla, debía darle tiempo, ella misma sabría cuánta información junta podía soportar.
─ ¿operación? ─ Oh mi dios, pensó, ¿cuantas cosas mas me quedan por saber?
─ verás, ─ junto las manos, y se inclinó para estar mas cerca de la niña, ─ cuando llegaste estabas inconsciente, tenias varios huesos fracturados, entre ellos el cráneo, tuvimos que ponerte una placa, pero antes tuvimos que detener una hemorragia e inflamación cerebral, causado por el golpe que recibiste al golpear contra el suelo.
─ si, recuerdo que una vez me desperté solo unos segundos pero estaba conectada a maquinas y parecía una momia ─ sonrió un poco, a pesar de que era un poco chocante saber que había estado fracturada, no le había sorprendido, era lógico que estuviera así ─ y supongo que mientras estuve en coma los huesos se me soldaron
─ si, así fue, al estar inmóvil totalmente los huesos se arreglaron bien, y e tu condición actual, no hay nada que la kinesioterapia no pueda solucionar,
─ eso es una buena noticia ─ sonrió
─ Claro que si ─ Eduardo le devolvió la sonrisa ─ y con respecto a los espejos… ─ dudó unos segundos antes de decirle, ─ es que tu abuela no quiere que te veas por ahora, dice que has cambiado, y no quiere que sufras un shock cuando te mires.
─ pero necesito mirarme, necesito saber como me veo, usted no lo entiende ─ tocó su cara en busca de imperfecciones, noto que tenia algunas marcas nuevas, pero no creía que fuese como para que le prohibieran ver su reflejo ─ no entiendo en que he cambiado, mas allá de que estoy muy delgada, y mi cabello es corto ─ de pronto la imagen del reflejo en el lago del parque se le vino a la mente… sus ojos, pensó, su abuela había notado que sus ojos ya no eran marrones, pero eso no podía ser ¿verdad?, los ojos no cambian de color luego de un accidente. ─ Esta bien, ─ cedió luego de pensar que seria extraño contarle al médico sus sospechas ─ esperaré hasta que la abuela lo crea conveniente
Eduardo se levanto, y se dirigió a la puerta,
─ Hasta mañana bella durmiente, que tengas un tranquilo día
─ hasta mañana doc., muchas gracias por todo ─ a pesar de que resulte extraño, sentía que el doctor era su único amigo y el único en el que podía confiar, porque era el único que le hablaba con la verdad, sin miedo a que se fuera a romper, como si fuera una muñequita de porcelana.

Cuando la abuela llegó decidió que ya era hora de que hablaran de verdad. Tenían que hacerle frente a la situación
─ Nana ─ recién habían terminado de ver “entrenando a papa”, una película de Disney y decidió que era el momento justo para la conversación.
─ ¿si, Princesa? ─ preguntó distraída mientras leia una revista de moda
─ como fue el accidente, que paso. Se que un auto fuera de control nos chocó, pero no se que paso después. ─ el cuerpo de nana se puso rígido, apreto la mandibula y a regañadientes aparto la vista de la revista, que mostraba el diseño de un hermoso vestido de noche que tenia Angelina Jolie
─ no creo conveniente para tu salud hablar del tema, querida, ─ e intent´volver a la lectura, pero Mackenzie ya se sentia cansada de que siempre se negara a responder sus preguntas, o la dejara en la sombra, ella necesitaba saber, principalmente, que había pasdo con el responsable.
─¡eso me parece que lo decido yo! ─ estalló ─ ¡creo que después de lo que he vivido merezco al menos un poco de consideración! ¡Merezco saber que es lo que pasó después de que el auto explotara! ─ y bajando la voz, en apenas un susurro dijo ─ necesito saber porque yo aún estoy viva y ellos no.
Nana la miro con lagrimas en los ojos, sabia que este dia llegaría en cualquier momento, pero esperaba que no fuera tan pronto, tenia miedo de que su nieta le diera un ataque o algo, pero en algo tenia razon, ella necesitaba saber. había notado en estos quince días que ya no era la niñita risueña y ícara ue era antes, esta experiencia horrorosa la habai hecho madurar, a pesar de tener 12 años, actuaba y pensaba como una mujercita, esta experiencia le había arrebatado mas que su familia, tambien se había llevado su ingenuidad y niñez. Tomando una respuracion honda decidió que ya era tiempo de destapar la caja de Pandora, y que dios la ayudara.
─ el conductor del otro auto estaba ebrio y drogado, ─ nana escondia su rostro para que su nieta no la viera tan desamparada como se sentia, ─ perdió el control del vehiculo y los envistió. el coche en que viajabas comenzó a dar tumbos y saliste despedida. Irónicamente, el que no llevaras puesto el citaron de seguridad salvo tu vida. El auto se prendió fuego, ellos no pudieron salir. ─ Kenny se  secó las lagrimas que silenciosas escaparon de sus ojos, ─ se que es duro, han pasado 6 malditos mese desde ese dia y aun hoy, cada vez que siento el timbre del telefon, vuelvo a vivir el horror y el dolor de cuando me llamaron para notificarme del accidente ─ apretó su mano en un gesto reconfortante, pero nada en el mundo la haría sentir mejor. Estaba sola.
─ cuando salga de aca me gustari ir a visitar sus sepulturas
─ claro, cielito, estan en el cementerio de la familia, vas a poder visitarlo cuanto quieras cuando vayamos a vivir a la mansion. ─ nos quedamos en silencio un rato, tomadas de las manos, dandonos consuelo la una a la otra. ─ hay algo mas que deberias saber, querida. Pero no te sentís cansada, podemos terminar de hablar mas tarde, o mañana
─ no, prefiero saberlo todo ahora, no quiero que me sigas ocultando nada
─ es que no es tan fácil de decirlo ─ miro al techo como si éste tuviera las palabras adecuadas pintadas o algo así, yo la mire expectante, tenia mucho miedo de lo que podía ser. ─ El día del accidente,  el conductor que los golpeo sufrió graves heridas, pero cuando los paramédicos llegaron aun estaba con vida, una costilla había perforado uno de los pulmones, pero aun con dificultad prestó declaración a la policía. ─ miraba el piso, mientras se quedaba callada
─ ¿eso es todo? Yo creí que seria algo mas serio, solo decime que ese desgraciado hijo de su buena madre murió y que sufrió mucho al hacerlo. Eso me haría sentir mejor
─ Kenny ─ me miro seria, sus ojos hinchados por llorar, ─ ese hombre, murió, si, y sufrió mucho, también. Pero aun no he llegado a lo importante
─ bueno continúa, no te detenga, y no des mas vueltas que me vas a terminar mareando ─ le sonreí para darle ánimos, pero no me devolvió la sonrisa
─ Kenny, Marcus Flannagan, era quien conducía el coche que los choco ─ la sorpresa se reflejo en mi rostro ─ por tu reacción puedo deducir que lo conocías
─ Marcus era el socio y el mejor amigo de mi padre
─ El le confeso a la policía que sabia de su pequeño viaje y que había planeado todo, mezclo drogas y alcohol para infundirse valor, el era el amante de tu madre y planeo matarlos a todos porque ella no quería dejar a su familia. Lo confeso porque sabia que iba a morir y quería que yo lo supiera, queria asegurarse de que me enterara que mi hija era la responsable de la muerte de la familia, porque si ella se hubiese ido con el, nada hubiese pasado. ─ kenny no sabia que decir. Era todo tan inverosímil, tan novelesco, tan… ¡doloroso!, ¡ese maldito hijo de puta!, penso, si no hubiese muerto ella misa se hubiese encargado de matarlo con sus propias manitos de 12 años ─ lo siento , princesa, se que debes odiarme, a mi y a tu madre
─ ¿porque he de odiarte? ─ le pregunte mientra secaba de mis mejillas los rastros de lagrimas ─ vos no fuiste la culpable, la culpable fue mi madre. A ella si la odio, pero mi rencor viene desde mucho antes de saber que engañaba a mi padre.
─ Ella estaba confundida, no podes culparla ─ hizo un intento por defender a su hija, aun sabiendo que no tenia razón de hacerlo
─ no abuela, no la defiendas, yo soy la que vivi los ultimos años con ella no vos, así que no defiendas lo indefendible, ¿si?, si a tus propios ojos queres verla como un tierno corderito descarriado, hacelo, pero no quieras hacerme ver lo mismo, porque donde vos ves un corderito, yo veo al lobo.
Nos quedamos en silencio, hasta que lentamente me quede dormida


─ Ahora, por favor ¿Cuál es la buena noticia que me iba a dar? ─
─ la buena noticia es que, aunque te vamos a extrañar, mañana ya te podes ir a casa ─ Eduardo se levanto lentamente de la silla, en la quee había sentado cuando llego a hacer su ronda, ─ claro que vas a tener que venir a diario para los ejercocos de rehabilitación, ─ le sonrió  y le apretó amigablemente la mano. Lentamente se encamino hasta la puerta
─ doc ─ el se giró y esperó ─ necesito saber una ultima cosa del accidente… ¿mi familia sufrio mucho cuando murieron quemados, no?
─ no, bella durmiente, ellos ya estaba muertos cuado el auto estalló
─pero… yo recuerdo los gritos cuando el auto estaba en llamas ─ el médico se aceco nuevamente hasta la cama,  ─ Kenny, los gritos que oiste no eran de ellos, eran tuyos, gritaste hasta que perdiste el conocimiento. Cuando la ambulancia te trajo, no tenias signos vitales, estuviste muerta por 12 minutos, cuando ya nos estabamos por dar por vencidos, milagrosamente tu corazon comenzo a latir, pero entraste en un coma profundo. Tu hermanita se fracturo el cuello, murio casi al instante, tu madre murio desangrada, en vidrio del parabrisa se le incrusto en la arteria del cuello, y tu padre sufrio un golpe muy fuerte en la cabeza.
─ a pesar de que suene horroroso lo que estoy por decir, no puedo dejar de sentir que fue una suerte que murieran antes de que el auto se prendiera fuego, no imagino una muerte mas espantosa que sentir como el cuerpo se te quema y no podes hacer nada por impedirlo.
─ estoy de acuerdo, pequeña─ le sonrió pero su sonrisa no llego a los ojos. Camino hasta la puerta y se fue.
Kenny cerró los ojos y se dejo llevar un el sueño.

Al día siguiente se despertó una sensación de cosquillas en la punta de la nariz. Abrió los ojos lentamente y vió Un enorme ramo de rosas rojas al frente de mi cara
─ ¡Buenos días bella durmiente! ─ Eduardo le regalo una sincera sonrisa ─ estas son para vos, en nombre de todo el personal que estuvo a tu cuidado. Fue mi idea, ─ susurro bajito solo para que ella lo escuchara  ─ un obsequio para despedir a la bella mas durmiente de este hospital, te vamos a extrañar ─ sonrió a Eduardo y al resto del persona que estaban de pie alrededor de su cama ─  espero NO verte mas por acá en un largo, largo tiempo. Obvio que me refiero a internada, no olvides que tenes que segur viniendo a kinesioterapia
─ Yo también lo espero ─ dijo riendo ─ y no, no me olvido… son hermosas, muchas gracias ─ agarró las flores y se le llenaron los ojos de emoción, ─ yo también los voy a extrañar. ─ era extraño, pero en este tiempo que paso internada, esas personas se habían convertido en su nueva familia, y el irse la hacia sentir que volvia a quedar huerfana.

Dos horas después estaba sentada en el auto de su abuela yendo a su nuevo hogar.


─ te amo mi princesa ─  susurró su abuela mientras le acariciaba lentamente la mano ─ siempre vamos a estar juntas, ahora solo somos las dos contra el mundo.